
En el poder de la intención, el autor hace bastante énfasis en que superemos a nuestro ego, en que aprendamos a escoger las batallas que queremos librar.
- No te sientas ofendido: no te tomes las cosas a título personal no tanto por exculpar al otro de lo que posiblemente te ha dicho, sino para sanarte tú.
- Libérate de la necesidad de ganar: a veces es más fácil llevar la fiesta en paz. Ten en consideración que lo más importante es poder participar, aunque suene a frase cliché, se disfruta muchísimo el camino cuando vas adquiriendo todos los aprendizajes sin la preocupación de tener que ganar a toda costa además disfrutar con otro que ha ganado también es sumamente placentero.
- Libérate de la necesidad de tener razón: a veces tenemos que decidir qué batallas vamos a luchar, no siempre es necesario que todos sepan cuál es nuestro punto de vista para que todos lo defiendan. Es importante respetar que otros pueden no estar de acuerdo con nosotros e incluso a veces es necesario dar nuestro brazo a torcer por amor, por bondad o simplemente, por evitar el conflicto. Sé consciente en estos momentos de qué bando prefieres estar y pon en una balanza la importancia que tiene tener razón frente a tu paz interior.
- Libérate de la necesidad de ser superior: a veces cuando tenemos cierto nivel académico o económico podemos confundir tener algunas capacidades con estar por encima de las demás personas, no olvides que todos somos seres humanos y somos excelentes en aquello que nos hace únicos.
- Libérate de la necesidad de tener más: no siempre es lo que queremos. Sé consciente de si realmente necesitas o deseas tener algo más o si es suficiente o puedes apañártelas con lo que ya tienes. Para ser alguien mejor no es necesario tener más cosas incluso puede que sea necesario tener menos.
- Libérate de la necesidad de identificarte con tus logros, con tus títulos, con tus certificaciones: ellos no te representan, no son quién eres en realidad. Tu verdadera esencia son todos los conocimientos que has adquirido, pero convertidos en experiencias a través de tu propia percepción del mundo. Tus logros no dicen quién eres, tanto si lo has conseguido como si no lo has hecho, lo importante es tu participación y lo que te llevas dentro de ti.
- Libérate de la necesidad de identificarte con tu fama o reputación: somos mucho menos importantes para los demás de lo que creemos y todos cometemos errores en algún momento de nuestras vidas, no por ello debemos de ser clasificados ni podemos clasificar a otros en base a un hecho puntual. Somos seres integrales capaces de caernos y volver a levantarnos. El hecho de convertirte en un referente o ser admirado por tus conocimientos no debe hacerte creer que eres superior porque lo que debemos es aportar todo lo que podamos desde la humildad.

No es una acción difícil porque no queramos hacerlo si no porque no nos daos cuenta, no somos conscientes de nuestro comportamiento porque rara vez prestamos atención.
Nuestro ego maneja nuestra vida porque es el que representa nuestra personalidad externa desde siempre, es la máscara que vamos cambiando según qué circunstancias en base a lo que hemos vivido y para protegernos.
Alterar esto no es fácil, es la voz que ha estado dándonos la razón desde que tenemos uso de razón.
Además, para poder liberarnos de tantas exigencias es necesario volvernos vulnerables, aceptar nuestras debilidades y olvidar que pueden hacernos daño con ellas. Mostrarnos.
Aunque merece la pena, nos libera, nos permite ser más auténticos y aprender porque cuando nos liberamos también comenzamos a permitirnos cometer errores, sin juicio ni penalizaciones extremas con lo que el miedo casi siempre se disipa.
Deja una respuesta