
Se está construyendo un nuevo mundo y es evidente.
Se están derrumbando viejas estructuras y se está abriendo paso una nueva espiritualidad alejada de viejos conceptos que nos está llevando a transformar nuestra consciencia.
“La espiritualidad fuera de las estructuras es un fenómeno nuevo”.
Estamos ante un cambio de perspectiva, una evaluación profunda de nuestra realidad y de la manera como interactuamos con ella y con quienes pertenecen a nuestro mundo afectando de manera positiva o negativa en él.
Y es importante que nos demos cuenta, somos nosotros los que creamos todo eso que sucede a nuestro alrededor, los que damos permiso para que se tejan los telares de nuestra vida ante nuestros ojos con o sin nuestra propia participación.
Por eso, la única manera de que tomar nuevamente las riendas es comenzando un proceso real y consciente de transformación.
Encontrar nuestra Conciencia
«El mayor logro de la humanidad no son sus obras de arte, ciencia o tecnología, sino el reconocimiento de su propia disfunción, de su propia locura.»
Se dice que al inicio de este nuevo siglo comenzó la era de la conciencia, comenzamos un viaje hacia el interior de nuestro Ser con el objetivo de entender por qué estamos aquí y reconocernos como seres incompletos que necesitan seguir trabajando en su evolución.

Este viaje nos ha llevado a reconocer nuestra propia locura, nos hemos dedicado durante años a hacernos daño los unos a los otros sin piedad, han muerto más hombres en manos de otros hombres que a merced de todas las enfermedades modernas.
Hemos de reconocer que hemos perdido un poco la cabeza y dar ese primer paso hacia la toma de consciencia. Transcender nuestras creencias y pensamientos que es donde radica en gran parte nuestra locura, donde se fragua el sentimiento de superioridad o de poder, donde nace nuestra disfunción mental o error de percepción de la realidad que nos atañe a todos.
La única manera de conseguir resultados diferentes es comenzando a construir de una manera diferente.
El Ego: nuestro estado actual
Y es que nuestra vida y nuestra consciencia conforman una unidad de vida con el planeta.

Lo estamos viendo día tras día, cada vez que existe un despertar de consciencia lo sigue un evento catastrófico a nivel geográfico o climático en algún lugar de la Tierra demostrando así que también ella se transforma, cruje y cambia.
Debemos dejar de creer que somos quienes mostramos a los demás ser, debemos seguir adentrándonos en el viaje al interior de nuestro espíritu para volver a conocer quiénes somos en realidad y aceptar nuestro ser esencial.
El ego nos representa superficialmente, se identifica con el tener, pero no obtiene satisfacciones sinceras sino perecederas porque si no tiene no es “suficiente” lo que nos lleva a mantenernos en estados de inquietud, ansiedad, insomnio, angustia que no podemos transcender porque son resultado de deseos incumplidos.
«Afortunadamente, cuando adquirimos conciencia de que la ilusión es una ilusión, esta se disuelve.»
Desde pequeñitos aprendemos a identificarnos con muchos conceptos adquiridos que nos alejan de nuestra verdadera identidad para seguir ciertas normas de comportamiento que son bastante obsoletas. Acabamos confundiendo nuestra identidad con un “yo” asociado a nuestra cultura, nacionalidad, raza, religión, profesión, familia, etc.

Y esto no ha de definirnos.
Podemos elegir y definir quiénes somos acompañando nuestra verdadera identidad con estos personajes que hemos de fundir en nuestra esencia para convertirlos en parte de nosotros sin fingir.
Esa falsa identidad que generamos es la que se convierte en la radio mental que suena a todas horas y nos dice que debemos hacer o dejar de hacer en función de paradigmas con los que a veces no estamos ni del todo de acuerdo, pero que no nos atrevemos a desafiar porque creemos que forman parte de nosotros.
Hay que parar el tren que nos conduce a querer llenar vacíos emocionales o de pensamiento con compras materiales o adquisiciones que ni siquiera están alineadas con nuestros valores esenciales.
Nos hemos vuelto consumidores compulsivos, creemos que podemos sentirnos bien si tenemos muchas cosas ya que se supone que hemos de competir por cantidad en un mundo que más bien necesita que nos volvamos a conectar para poder sobrevivir.
Olvidamos nuestros verdaderos deseos cuando perseguimos una meta autoimpuesta por un personaje que estamos cansados de representar.
La única posibilidad de llenar ese vacío es a través de la paz mental.
No se trata de conseguir ser felices, es un concepto ególatra que no existe, las emociones forman parte de nuestro ser y todas son necesarias para ir disfrutando del camino que nos ha tocado recorrer, pensar que la alegría infinita es la solución es casi tan infantil como seguir creyendo que el dinero puede comprarla.
Hemos de comenzar a dar pequeños pasos hacia nuestra liberación:
- Apuesta por el minimalismo, renueva las energías de tu entorno y sé sincero contigo mismo cuando decidas adquirir algo más, que probablemente no harías si fueras más consciente.
- Busca la relatividad, querer tener razón a como de lugar es actuar desde el ego para demostrar que eres más poderoso y la mayoría de las veces no merece la pena.
- El respeto se obtiene dándolo, cuando estamos de acuerdo con algo desde el corazón y la verdad, sin prejuicios, somos capaces de comprender y aceptar con respeto que el otro esté de acuerdo con todo lo contrario. Aprendemos a habitar un espacio de ideas que se complementan para formar la realidad ideal para cada uno de nosotros.
- Colabora, se acabó la era de las competiciones, llegamos más lejos juntos, en tribu.
- Deja de “reaccionar” en lugar de actuar con atención en el presente, con toda la baraja al descubierto, con las emociones gestionadas y la vulnerabilidad abierta.
Son consejos, adáptalos a tu vida, a tu forma de pensar, pero haz algo para ir conduciendo tu vida a un nuevo estado de consciencia.
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