
Me gustaría contar lo que ha sido desde siempre un sueño.

La era digital ha llegado para quedarse o eso dicen por ahí.
La verdad es que a mí no me disgusta, me gusta estar en casa, en mi espacio y a mis anchas.
Aunque por supuesto hay costumbres que me siguen gustando disfrutar en vivo y en directo.
Como la costumbre de tomarme un café con una amiga y sentir la vibración de sus carcajadas o la intensidad de sus lágrimas, o como la de leer un libro de esos que vienen en papel, de esos que puedes tocar y oler.
Desde niña mi lugar favorito siempre han sido las librerías y las bibliotecas. En el país en el que nací, en Venezuela lo de las bibliotecas se llevaba poco, había algunas, pero no era una costumbre demasiado difundida, suerte que existía el Banco del Libro.
Era un bicho raro, siendo niña a la mayoría de las personas que tenía a mi alrededor les parecía muy extraño que siempre estuviera leyendo y que para mis cumpleaños pidiera libros de regalo. Era simplemente un deleite absorber palabras, aprender y divertirme con historias que hacían desbordar mi imaginación.
De hecho, tenía una vecina a la que su madre le daba dinero por cada cierta cantidad de páginas que leía, cuestión que me generaba hasta envidia siempre deseé que en casa me hicieran el mismo trato, pero lo máximo que llegué a conseguir es que me llevaran a cenar a un lugar que me encantaba porque deleitarse con los sabores también se vuelve pasión.

Más de una vez, dentro de una librería, con los estantes llenos de libros y disfrutando de ese olor tan característico pensé en que sería un sueño trabajar allí, tener que ir todos los días, recomendar lecturas, ordenar los ejemplares, recibir a los autores.
Creo que puedo decir que he visitado una librería en cada una de las ciudades del mundo que he tenido el placer de visitar y que me acuerdo de cada una de ellas, lamento no haber hecho fotos, sería una bonita colección.
Que locura para mí han sido todos mis viajes, es la única contra que les puedo encontrar a los libros, que pesan y he resultado ser un verdadero dolor de cabeza para mi familia con respecto a los equipajes y a ciertas prioridades que hubiera preferido dejar antes que a mis preciados libros.

Muchos han viajado conmigo, pocos han migrado todas las veces.
Aunque me alegra haber dejado un pedacito de la historia de mi vida que cuentan mis libros en las ciudades en las que me ha tocado dejarlos, regalar esas historias a las personas que sé que las van a valorar tanto como yo y que van a aportarles una gran sabiduría como hicieron conmigo en su momento.
Porque hasta leer un libro también tiene su momento.
Cuando me asenté de nuevo en mi antigua ciudad, lo primero que hice fue sacarme de nuevo el carné de la biblioteca municipal, tienen un catálogo online muy amplio y tengo acceso como a 20 bibliotecas que me quedan muy cerca. Aunque en caso de que necesitara un libro que estuviera en otra ciudad hasta me lo traen, creo que fue una de las noticias más hermosas que me han dado en mi vida.
Para mi, una biblioteca es un lugar mágico.
El cúmulo de información es tan variado y es tan… es tanto que puedes conseguir un poco de cultura general sobre un tema en una tarde leyendo aunque solo sea la contraportada de algunos libros relacionados.
Y puedes indagar más a fondo y puedes llevarte la información a casa.
Nunca me imaginé que yo podría fundar una biblioteca.
Todo fue surgiendo como si alguien más moviera los hilos. Las ideas fueron calando y las acciones llevando a cabo planes de los que conscientemente no tenía mucha información.
De repente, un día se había forjado la idea.

Y menuda idea más bonita, no podía sentirme más pletórica de haber creado un espacio tan especial donde no solo habría historias contadas sobre papel si no también contadas por las personas, un lugar donde cada ser humano que participa se convierte en un libro que decide abrirse para ser leído por quienes desean recibir su inspiración, su motivación.
Una biblioteca donde no tenemos que guardar silencio si no todo lo contrario. Un espacio donde podemos compartir nuestras ideas, nuestra realidad, nuestras costumbres y crear vínculos a través de aquellas cosas que nos apasionan.
Donde quienes desean de todo corazón el bienestar de la humanidad van a aportar su granito de arena.
Donde no hay quejas sino acciones.
Esta biblioteca abrirá sus puertas y ojalá que pueda tocar el alma de millones de personas y les permita estar bien, sentirse acompañados y descubrir su mejor versión.

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